Hoy en día hemos situado al niño en el centro de todas las atenciones y, equivocadamente, muchos padres buscan únicamente complacer a sus hijos, evitándoles cualquier conflicto, problema o frustración.
1. Ofrecer el mejor ejemplo de respeto entre nosotros, los padres. Cuando los hijos viven en un entorno respetuoso y tranquilo es más probable que ellos lo sean también. 2. Escuchar sin interrumpir sus opiniones, ellos y sus problemas son igual de importantes que los nuestros
3. Ser sinceros en nuestros mensajes, no mentirles, defraudarles ni engañarles.
4. Ser amables con ellos, enseñándoles el valor de las palabras: por favor, gracias, lo siento
5. Evitar darles todo cuanto piden en el momento que lo piden, de este modo conseguiremos evitar convertirnos en 'padres cajeros automáticos' o cumplidores de sus deseos.
6. Hablarles sin gritar, los gritos no nos dan más autoridad ni credibilidad ni infunden respeto.
7. Corregirles de un modo positivo cuando nos contradicen.
8. Establecer normas o reglas de convivencia claras. Las normas o las reglas de casa ayudan a los miembros de la familia a mantener una buena convivencia.
9. Ser coherentes y consistentes en nuestros actos para que nuestros hijos sepan que aquello que está mal lo está no solo porque tenemos un mal día. 10. Poner límites a sus salidas de tono.
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